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El entorno físico influencia notablemente la actitud y el comportamiento de los individuos. Para cada persona el entorno es una extensión del propio cuerpo y el cuerpo es una prolongación del entorno. Por lo tanto, el espacio en que la persona vive es "su espacio vital", en cuyo asimila y proyecta su vida. Cada alumno, así como cada persona, tiene un espacio psicológico suyo, caracterizado por su personalidad y por su modo de ponerse con respecto del entorno físico y social. Cogiendo el espacio psicológico de cada alumno, se pueden identificar y comprender su estilo de personalidad y sus capacidades de relación psico-social. La encuesta y la definición del "espacio psicológico" de cada alumno están determinadas por el análisis del tipo:
- de gráficos de comportamiento de los alumnos,
- de relaciones psico-sociales en la escuela, (connotadas por flechas relacionales),
- de relaciones y direcciones de distancia física en las varias situaciones ambientales,
- de posiciones espaciales que ellos asumen en la clase.
La formación del rol escolar de cada alumno es determinada por la interacción entre los espacios psicológicos de los alumnos y del enseñante, unidas a sus capacidades de acostumbrarse y de dirigir los ritmos y las actividades que se realizan en el entorno educativo, identificables con los gráficos de comportamiento y con las flechas relacionales de los alumnos en el aula. (leer el libro "Las Dinámicas Relacionales" publicado en la misma serie editorial del I.S.P.E.F.).
La estructuración del espacio del aula a disposición de los alumnos para la realización de sus actividades es de fundamental importancia para comprender:
- los espacios psicológicos de los alumnos - la formación de las relaciones psico-sociales;
- el modo de aprender y de socializar de los alumnos; - las transformaciones del entorno educativo.
El aula, pues, puede ser y tiene que ser una estructura viva, un laboratorio activo, que se transforma según de las exigencias de aprendizaje de los alumnos y que favorece el desarrollo de sus relaciones psico-sociales. Hay innumerables modos en que un enseñante puede organizar o podría ordenar los escritorios de la propia clase, pero por lo general pueden ser agrupados en tres diferentes tipos:
a) el aula para las actividades colectivas, b) el aula para las actividades individuales, c) el aula para las actividades en grupos.
Estos tres tipos de aula corresponden a 3 diferentes concepciones psico-pedagógicas, básicas en la estructuración de los escritorios y de los espacios, a menudo adoptadas de manera inconsciente de los enseñantes. En el libro se expone de manera detallada cuáles características psico-sociales tiende a poseer un alumno que elige de ocupar un determinado sitio en la clase, con respecto de la tres tipología de aula.
La estructuración del aula es particularmente importante durante la inserción escolar también es fundamental para profundizar la relación entre los enseñantes de la clase y de la escuela, para estructurar las dinámicas psicológicas y socio-relacionales de la clase y para efectuar una verificación inicial del Proyecto Educativo de Instituto. Eso permite una eficaz formación de la comunidad educadora y de su capacidad de obrar y de interaccionar educativamente.
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